Los cambios que en la Biblioteca se modelen pueden significar signos vivos de posibilidad para una escuela que debe también reorganizarse y redefinirse. Por tanto, debemos considerar la Biblioteca escolar como algo más que un recurso; es un agente interno con capacidad movilizadora, un agente vivificador que muestra su utilidad cuando sus acciones van calando con el tiempo en las prácticas docentes y en los procesos de aprendizaje, pero también en el ambiente cultural general de la escuela. Así podemos decir que hacen falta dentro de las Bibliotecas personas emprendedoras, o mejor expresado “INprendedoras” cuyas actitudes y características logren un cambio desde lo mas profundo o desde lo Interno de cada institución.
Ser INprendedor dentro de la Biblioteca no es una nueva denominación de un puesto, ni una nueva profesión… ser INprendedor es una actitud y podría ser definido con los siguientes rasgos:
• Alto grado de compromiso con la Biblioteca.
• Trabaja en equipo y sabe escuchar.
• Estudia, investiga, conoce y comprende a los usuarios.
• Incentiva la colaboración.
• Ya no espera a que la Biblioteca sea visitada y su colección consultada, sino que incita a que eso ocurra. De hecho, aprovecha todas las oportunidades que tiene para hacerla crecer y expandirla.
• Demuestra apertura, flexibilidad y formación constante.
• Tiene iniciativa para impulsar cambios y capacidad de adaptación.
• Lucha por conseguir el buen funcionamiento de los servicios de la Biblioteca.
• Participa, colabora, opina y valora servicios.
• Comparte y comunica sus conocimientos.
• Experimenta.
• Asume riesgos, no tiene miedo al fracaso.
• Se retroalimenta de su entorno.
“Un INprendedor no tiene miedo al futuro porque es allí donde pasará el resto de su vida”.